Enlace elaborado por Mariajosé Sangorrín y compartido en Poetas sin sofá.
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La vacamariposa. Óleo de José Ricardo Chust |
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GUILLERMO FERNÁNDEZ TEJEDA
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La
vacamariposa es una creación poética singular, como lo es su autor.
Cada palabra, verso, poema, son imprescindibles en el conjunto, de manera que
resulta difícil elegir los poemas más representativos, salvo que se seleccione
la mayoría. Cada verso es un mundo, cada poema un universo.
Las imágenes surrealistas escapan a la lógica, entre sutiles y mordaces, alucinantes,
para un mensaje crítico, especialmente del absurdo de los principios y
educación que hemos recibido y de la realidad social toda.
El hilo
conductor, la historia de una inocente vaca de vuelo sutil, enmedio de una
fauna variopinta fuera de la racionalidad que, sin embargo, son resultado de
una reflexión racional, portadores de un profundo trasfondo.
Un estudio minucioso y elaboración metódica, imprimen carácter a este
poemario imprescindible.
En palabras de Javier Gm:
Este jienense de Castellón convierte el
neosurrealismo en un ejercicio incesante de crítica social, especialista en la
agregaduría irreverente de las metáforas cotidianas que se convierten en obras
arquitectónicas, en la mezcla de imposibles
que casan y calan en el discurso poético.
Todo cabe, dureza, estremecimiento, ironía a
raudales, conciencia, esperanza y rasgaduras delante del espejo, Guillermo es
un especialista incendiario desde la más absoluta calma sorpresiva.
PRESENTACIÓN: PERFORMANCE






ERA
Entonces
cuando los taxidermistas
reparaban
con ojos de muñeca
la mirada de los ángeles
y era sexo
montar en velociclo
Justo
entonces
el membrillo se hizo carne
y ácido la vida
NATIVIDAD
Sin
dios
sin lengua
hato
voz
ni vez
ha venido envasada
al vacío de la Tierra
la vacamariposa
Hija de
larva y maquinista
viste botas de charol
corona de felpa
y jersey de ochos
Mama de medio pan
y un libro mojados
en tintura de yodo
Entre
violeta y violácea
nace violada
por ausencia de verbo
ÓRBITA
La
tuvimos a oscuras
encerrada en una lata
hasta que caducase la fecha
aconsejada de consumo
Cuando
acaecieron
las jornadas de siembra
y poda
abrimos la tapadera
para saber
qué había sido de ti
Tras
despojarla
de la placenta
que ocultaba tu letargo
nos describió
el firmamento
ESCUELA
II
La
maestra eleva
el dedo índice
apuntando al vértice de la bóveda
Lo mueve de Este a Oeste
como péndulo invertido
mientras chasquea la punta de la lengua
contra el cielo de la boca
Contrae
el músculo de la pupila
para señalar la lejanía
de los últimos pupitres
Allá
donde se sientan los zurdos
para volverse los párpados
y se masturban adolecidos
hasta quedarse ciegos
Ese es
tu sitio
III
Ese fue
el método
Reunir
en una sola postura
el castigo
y la plegaria
De
rodillas
VII
Mar
me tomo la palabra
y me llevo dos:
agua y sal
Como el
resto
no cabe
bajo un cero
y saco decimales
Lo que
queda
en el cociente
son náufragos
VIII
Aire
qué sientes al pasar
a través de un oboe
Qué se
siente
al escapar domesticado
IX
Tierra
Tierra
líbrate de nosotros
Apaga
la gravedad
Celebraciones:
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Con Poetas sin sofá y Verba manent
en Café Tegucigalpa
MERIDIANO
0º
Un
hombre duerme
tendido en el andén del Metro
bajo mantas de cartón
Mantener
fuera del alcance de los niños
proteger de la humedad y la luz
Muy frágil
Sueña
que ángeles de la guarda
enciende la lámpara de la mesita de noche
calzan sus pies con zapatillas de paño
y envuelven el frío los fonendos
en la desidia de un albornoz
El
hombre recorre la senda
que lleva hasta el cuarto de aseo
Sonríe al pasar frente al espejo
tose dos veces
orina arena
cierra la luz del baño
y regresa a la cama
En ese
instante
a punto de rozar con la mano
los labios de Amanda
despierta cegado por la patada de una linterna
exigiendo su billete
Antes
de ser detenido y etiquetado
con las tenazas perforadas del revisor
rompe el precinto de las pesadillas
y escapa a cámara lenta
UMM
Junto a
la muralla de Daralsahara
las mujeres engendran a sus hijos
en el pliego interno de las axilas
Al
saltar los bultos
dan a luz
ojos rodeados de pelo
y dientes amarillos
La comadrona
embebe con talco la orina
y con azufre seca
el calostro de los pechos
Dos
metros más allá
un hombre entierra el cuerpo
de una niña llamada Haifa
bajo un rosario de piedras
Guillermo Fernández Tejeda: "La vacamariposa"
¡¡¡FELICIDADES!!!
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Mariajosé Sangorrín